El ser humano es un ente incomprensible e irracional, por más que intentemos demostrar lo contrario.
La naturaleza nos diseñó por y para vivir en horizontal, en llanuras y mesetas o como mal menor en espacios abiertos, y nosotros no hacemos más que encerrarnos, empeñados en hacer los espacios cada vez más reducidos, los edificos más aglomerados y lo que es aún peor, más verticales. Sí, nos emocionamos al llegar a una gran ciudad y ver tanto edificio, tan altos y masificados (nuestro ego nos hace asombrarnos por nuestra "gran evolución y grandes logros"), pero igualmente crea tensiones, cierto malestar e incluso fobias, todas ellas consecuencia de nuestro propio ser, de nuestro subconsciente. La claustrofibia y el vértigo no es más que la última expresión de nuestra verdadera naturaleza, de nuestro verdadero diseño y seguimos empeñados en luchar contra nosotros mismos. Que haya mayor número de depresivos, de problemas psicológicos, de tensiones y problemas en general en los residentes en las grandes ciudades no es una casualidad, es una respuesta.
Reconozco que llegar a la Gran Manzana es impresionante (nuestro "super-yo" nos impide ver la estupidez de la misma)y no puede uno menos que admirar esas grandes construcciones y sorprenderse. Pero no creo que exista nadie que en ese ambiente se encuentre realmente a gusto, cómodo.
Muy distinta es la sensación que uno tiene al contemplar un paisaje abierto; si pueden imaginensé por un momento en mitad de la zona finaciera de Madrid e inmediatamente después en un mirador de los Picos de Europa o similares. Alguno habrá que se emocione más en el primero (para gusto los colores y para solución el psiquiatra), pero las sensaciones son muy distintas, para empezar, en mi caso, me maravilla infinitamente más la naturaleza, pero no sólo eso, me tranquiliza, me siento en mi lugar, me reconforta. Si, la Torre Picasso impresiona, es muy bonita, una gran obra de ingeniería y todas las demás memeces que se ocurran, pero es ajena, fría, distante y estresante. Si en ese mirador giramos nuestra cuerpo 360 grados nos sentimos libres, abiertos, si lo hacemos en la Plaza de España, nos sentimos atrapados, aislados y acongojados.
Con la vivienda pasa igual, cuando alguien ve una casa de grandes dimensiones (se deduce de gente de gran poder adquisitivo), lo primero que hacemos el alabar el tamaño de la casa e instancias, para posteriormente hacer lo mismo con su "super-televisión", sofá, muebles y demás. Nos guste o no nos guste estamos diseñados para los espacios abiertos, y nosotros nos empeñamos en encerrarnos.
Otra cosa es el aprovechamiento del espacio necesario como consecuencia de la abusiva, irracional y desproporcional masa humana. La naturaleza no tiene recursos suficientes para abastecernos y éstos están además muy mal distribuidos... a los ojos de los seres humanos. Sobramos muchos cientos de millones de personas, pero eso por desgracia da igual mientras seamos "nosotros", las sociedades "más desarroladas", los que tengamos los suministros, y estamos tan ciegos y absortos con nuestros "logros", que no vemos que cada vez hay menos como consecuencia directa o indirecta de nuestras "azañas".
La naturaleza está respondiendo a nuestro desafio y los psicólogos se están forrando. Mal vamos.
Un saludo.
martes, 12 de enero de 2010
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